Si yo creía que esto no funcionaría, realmente me doy cuenta que no estaba equivocada.
Mi razón no se confundía, mi cabeza estaba en lo cierto.
Todo lo que fuese fuera de los sentimientos, entendian y sabían el porqué.
(Pero, los sentimientos son fuertes, y a veces ganan la pelea.
Aunque el cerebro no es torpe, él sabe que sólo es temporal esa victoria. Lo deja disfrutar, y en el momento preciso, lo derrumba de tal forma que los sentimientos se debilitan, y esas fuerzas que tenían desaparecen. Se vuelven frágiles, tanto que hasta la brisa más débil podría quebrarlos.
Y se quedan quietos, saben que con el más mínimo movimiento podrían romperse. Se frenan, están pedidos. No saben que hacer, para donde ir, para donde mirar. Todo se vuelve oscuro, y empiezan a sentir miedo. Todo eso lindo que sentían ya no existe.
Es ahí cuando el cerebro piensa que ya es suficiente, y decide ayudar a los sentimientos.
Su ayuda fue la suficiente para que ellos recobren sus fuerzas, y entonces, nuevamente desafían al cerebro y ganan, pero eso si -sólo temporalmente-.
¿Cuantas veces tiene que suceder lo mismo para que entendamos? )
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