Y mañana... Sí, mañana es el gran día. El día por el cual estamos acá. 
En ese día se define todo. 
En ese día, no importa nadie más que yo. 
Mi concentración debe ser importante, no puedo fallar. No me lo voy a permitir. 
Aunque sé que no es fácil. No es fácil tener a 5 personas mirándote (sin contar el público), que sólo esperan ver lo mal que lo haces y puntuarte por eso.
Un brazo doblado, una mala cara, un empeine no marcado, un mal paso y al piso. 
Todo eso es lo que nos asusta a nosotras las gimnastas. 
Espero con ansias el día de mañana, me prometo no fallar y dar lo mejor que pueda. 
Sólo quiero sentir una inmensa felicidad al saber que hice lo mejor que pude, y ver una hermosa sonrisa en mi entrenadora preferida. 
Ahora a descansar, que mañana será ese día. 

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